Ciudad Lineal

Más que un concepto urbanístico, un estilo de vida

Tal día como hoy hace más de 100 años, los habitantes de Madrid intentaban sobrellevar de la mejor manera posible los días de calor del implacable verano. Los ociosos y largos días de agosto hacían necesario buscar nuevas formas de entretenimiento y la surgente Ciudad Lineal prometía una oferta cultural, de recreo y diversión en contacto con la naturaleza que convencía y enamoraba a cada vez más madrileños. Hoy rescatamos este artículo del periodista ZEDA que refleja a la perfección el contexto cultural y social en el que el proyecto linealista llegaba a su auge.

Verano en el Madrid de 1907 y la Ciudad Lineal

14 agosto 2021 | El Proyecto | 2 Comentarios

Publicado en La Ilustración Artística nº 1.338
19 de Agosto de 1907

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Artículo de:

Francisco Fernández Villegas, ZEDA

conocido también por su pseudónimo Zeda (Murcia, 1856-Madrid, 1916), fue un periodista, crítico teatral y escritor español.

CRÓNICA DE TEATROS

En estas noches caniculares, la gente madrileña, condenada por fas ó por nefas á asarse más ó menos lentamente en la villa del oso y del madroño, uno de los recursos con que cuenta para librarse de los peligros de la asfixia, es irse á respirar el aire que orea las frondosas alamedas del Retiro, en donde se ha instalado la modesta, pero simpática exposición de industrias locales. Allí, además de aire respirable, hay setos de arbustos, árboles, explanadas sin polvo, cervecerías, cafés, conciertos, títeres… y hasta su poquito de teatro. Claro es que apenas si se oye la música ni á los cantantes; pero una y otros son pretexto para que las chicas casaderas charlen con sus novios, para que las que no los tienen los encuentren y para que hombres ó mujeres que no se hallan en estado de merecer sueñen al runrún de la música con frescas y dilatadas playas, con los conciertos de San Sebastián ó de Santander, con las fiestas de Biarritz ó con amenas excursiones por los montes y valles de Galicia.

He ido algunas noches al Retiro y he de decir que más que los sones de la orquesta, las representaciones fragmentarias de ópera ejecutadas en el teatro ó los arriesgados ejercicios de la Agustini, me entretiene el espectáculo que me ofrece el público que acude á la Exposición. De ese «todo Madrid» que brilla en las grandes fiestas del invierno y que llena el Real las noches de moda y el Español los miércoles, no se ve ni una sola persona. El «todo Madrid» falta de Madrid. Falta asimismo la alta burguesía, que aquí, como en todas partes, se despepita por imitar á la aristocracia, y hasta una gran parte del pueblo soberano, que gracias á los trenes botijos puede permitirse el placer de visitar el litoral de la península.

La Exposición de Industrias Madrileñas de 1907 se celebró en el Retiro de Madrid con el fin de potenciar las industrias locales y sus productos. El pabellón central de la exposición se considera una gran muestra del modernismo madrileño, que lamentablemente no se conservó. Fue obra del arquitecto Luis Bellido autor de numeros edificios en la villa tales como la Casa del reloj del matadero de Arganzuela, la Casa dos portugueses o el Convento de las Reparadoras.
Imagen: madrid.org

Exposición de Industrias Madrileñas, 1907. Entrada al Pabellón central o Pabellón de los gremios.
Imagen: «Crónica gráfica», 1907

Remigia Echarren, Mademoiselle Agustini, la funambulista pamplonesa que reinó en las alturas. Tras cruzar el río Arga caminando con los ojos vendados sobre una cuerda colocada a 10 metros de altura, su vida transcurrió en el mundo de la farándula y del circo, llegando la prensa de la época a considerarla “digna rival” de Charles Blondin
Imagen: naiz

Los Trenes Botijo, mayoritariamente utilizados por las clases populares, tenían como principal destino las ciudades de Alicante, Valencia y Murcia a precios económicos y con ofertas ventajosas para favorecer el viaje desde el interior a las playas levantinas con un éxito rotundo. El nombre Botijo Express viene de los botijos de barro que los pasajeros llevaban colgados de su exterior para saciar la sed y el calor del recorrido.
Imagen: Archivo Esteban Gonzalo

Imagen: ilustración revista «Blanco y Negro»

Familia en el Retiro, 1900.
La encina  de la fotografía aún se conserva.
Imagen: Archivo regional de la comunidad de Madrid

Aquí sólo quedan, durante el mes de agosto, los amarrados al duro banco del trabajo, como el forzado de Dragut al banco de la galera turquesca, ó los que no tienen unas cuantas docenas de pesetas ni persona que se las preste. Esos son los que se congregan por la noche en las alamedas del Retiro. La media luz que allí reina da apariencia de elegantes toilettes á las modestas galas con que finge lujo la cursilería, y sombreros cuyos lazos ajados y flores marchitas no podrían resistir el esplendor de los rayos solares, vestidos que á buena luz denunciarían una larga hoja de servicios y zapatos y botas que se ríen, hacen un papel muy aceptable.

En uno de los corros que se forman en la gran explanada frontera del teatro, oí la otra noche el siguiente diálogo:

—¿Y ustedes?—decía un señor respetable á una señora respetable también rodeada de tres muchachas de buen palmito, pero cursis, las pobrecitas, como ellas solas.

—No me hable usted de salir—contestó la señora.— ¡Madrid de mi alma! En ninguna parte, créame usted, se pasa el verano mejor que en Madrid. Aquí tiene una su casa, sus comodidades… ¡Mientras que fuera!.. Nosotras, ¿verdad, niñas?, íbamos todos los años á San Sebastián. ¡Qué aburrimiento! La concha, el bulevar, el casino… Y luego las fondas, ¡qué fondas! A nosotras el veraneo nos costaba un sentido y estábamos detestablemente… Así es que yo les dije á éstas: «Se acabaron los viajes,» y ahora lo pasamos tan guapamente. Por el día en nuestra casita muy entornada, con poca luz y sin moscas, y por las noches ó al paseo de Recoletos, que ahora han dado en llamar la playa, ó á Rosales, en donde hace un fresco delicioso, ó aquí, en donde ya ve usted que tenemos de todo, hasta cinematógrafo…

El vaporcito «Principe de Asturias» que navegaba por el estanque del Retiro
Foto: Revista «Nuevo Mundo», 1907

El Retiro, Kiosko de música, 1906
Imagen: Archivo regional de la comunidad de Madrid

Sillas de alquiler en el  Paseo de Recoletos, para ver tranquilamente a la gente y los coches pasar. 
Fotorgrafía: Hauser y Menet, entre 1906 y 1910

El Teatro de los jardines del Buen Retiro estaba situado donde en 1918 se construiría la Casa de Correos, hoy sede del Ayuntamiento de Madrid. Fué diseñado por Lorenzo Álvarez hacia 1880.
Imagen: Ayuntamiento de Madrid

A pesar de esta teoría, que en diferentes formas, pero idénticas en el fondo, exponen casi todos los que veranean en Madrid, es lo cierto que la mayor parte de los que gozan de los encantos del Retiro ó de los del paseo de Rosales y Recoletos, se darían con un canto en los pechos por pasar siquiera dos semanas aunque no fuese más que en Pozuelo ó en Carabanchel de Arriba.

Y véase cómo la comedia que representa el público es más entretenida que los pedazos de ópera que se ejecutan en el escenario del teatro del Retiro. 

Los demás de Madrid, á excepción de la Zarzuela y del Lírico, están cerrados á piedra y lodo. Las compañías que antes funcionaban en ellos andan ahora haciendo su agosto por provincias.

El teatro de la Zarzuela, que es sin duda uno de los más grandes y mejores de Madrid, está, si no completamente lleno, muy concurrido todas las noches. Funciona en él una compañía compuesta de artistas de escasas pretensiones que representan de un modo bastante aceptable obras de género cómico, en su mayor parte del repertorio de Lara. La entrada á este teatro cuesta quince céntimos, y en tal baratura estriba el favor que desde hace un mes le otorga el público. 

En el Gran Teatro, a la gentil e incomparable Loreto ha substituido un cinematógrafo (de ellos hay peste ahora en Madrid), que ha despertado gran curiosidad entre los aficionados á espectáculos emocionantes. Una de las cintas de este cinematógrafo representa la ejecución de varias operaciones quirúrgicas. Por unos cuantos céntimos podemos recrearnos viendo cómo un hábil operador abre en canal á un enfermo, cómo le saca los hígados para limpiárselos y ponérselos como nuevos, cómo le extirpa un cáncer, Ó cómo, en fin, le raja, pincha, desuella y cose. Es un espectáculo muy divertido…, tan divertido, que á mí, que tuve la debilidad de verlo el día de la inauguración, me ha quitado lo menos para una semana las ganas de comer.

Si en Madrid no tenemos ahora otros sitios de esparcimiento que los que quedan enumerados, á los cuales hay que añadir el Ideal Polistilo, en donde se declama, y se patina, en cambio está como quien dice á la puerta de casa el teatro de la Ciudad Lineal.

El Ideal Polistilo, Construido por el arquitecto Eduardo Reynals, con un estilo «modernista centroeuropeo» e inaugurado en 1905. Fué un teatro de verano localizado en el 28 de la calle de Villanueva, en pleno barrio de Salamanca, contaría además con pista de patinaje y cinematógrafo. 
Imagenes: Alice Silver

El Teatro de la Zarzuela, inaugurado el 10 de octubre de 1856, nació para  convertirse en el centro de referencia nacional del género lírico español, y en concreto la zarzuela. El 9 de noviembre de 1909 fue prácticamente destruido por un incendio iniciado en las calderas. Fue reconstruido y reinaugurado en 1913 con un baile de máscaras.
Fotorgrafía: zarzuela.net

El Teatro Lírico, desde diciembre de 1905 Gran Teatrode Madrid. Edificado sobre el solar del antiguo Teatro y Circo del Prícipe Alfonso entre la calle Marqués de la Ensenada y el paseo de Recoletos, fue un local de espectáculos que disponía de tres plantas, con más de 500 butacas en patio. Tras sufrir un incendio el 30 de enero de 1920 la estructura fue reconvertirda en edificio de viviendas, Ministerio de Trabajo, Liceo Francés para finalmente quedar emplazado en él lo que ahora es la sede del Consejo General del Poder Judicial.
Imagen: Archivo regional de la comunidad de Madrid

Loreto Prado, actriz española que formó pareja inseparable con Enrique Chicote durante medio siglo, cosechando grandes éxitos sobre los escenarios madrileños en especial del género chico (sainetes y zarzuelas).
Imagen: Loreto y Chicote en una escena de «Gente Menuda»

El Cinematografo de La Latina, 1904. Diseñado por el arquitecto Mauricio Calvo, era un cobertizo de madera de poco más de 200 m², levantado en el solar que dejó el derribo del convento de La Latina. Apareció en plena fiebre del cinematógrafo y en sus cercanías posteriormente se abrieron otros como los de Duque de Alba, Encomienda, Ave María y Torrecilla del Leal. En su lugar se edificaría posteriormente el actual Teatro de La Latina.
Imagen: enlavapies.com

Cartel anunciando un viaje circular de ida y vuelta a la Ciudad Lineal desde Madrid. Con salida en Ventas en tranvía eléctrico, enlazando con el tranvía de vapor por la Ciudad Lineal. Desde la plaza dé Chamartin se regresa á la Puerta del Sol de nuevo en tranvía eléctrico.
Imagenes: Revista La Ciudad Lineal, 1905

La Ciudad Lineal es un barrio que ha surgido como por encanto al Este de Madrid y á una distancia de la capital que no llegará á cuatro kilómetros. Hace algunos años empezóse á hablar de un proyecto que como todos los que se salen de la rutina, fué calificado de insensato y hasta de ridículo. A un señor chiflado (las iniciativas son siempre chifladuras) se le había ocurrido construir una ciudad cuyos habitantes pudieran disfrutar de aire, de luz, de cómoda vivienda y de jardines—cosas de que carece el noventa por ciento de la población de Madrid, —y todo ello por poco dinero. 

La idea, como digo más arriba, pareció descabellada. ¿De dónde iban á salir los millones que eran necesarios para llevar á la práctica tan desatinado proyecto? ¿Quién se decidiría á construir en aquellos áridos terrenos? ¿Cómo aunar la suma de esfuerzos que han menester para crear nada menos que una ciudad?

Sin embargo, aquello que parecía locura fué poco á poco convirtiéndose en hecho real. La triste llanura se cubrió de árboles, de huertos, de jardines, y al propio tiempo fueron surgiendo lindos hoteles, elegantes chalets, alegres casitas rodeadas de flores y de arbustos…

Los pesimistas no daban su brazo á torcer. Cierto —decían—se han hecho algunas construcciones, se las ha embellecido todo lo posible; pero ¿quién va á irse á vivir á una legua de Madrid sin tener las ventajas de la capital ni las de una aldea? Pronto fué contestado también victoriosamente este reparo Un tranvía de vapor que arranca de los Cuatro Caminos cruza en toda su extensión la Ciudad Lineal (cinco kilómetros) y va á terminar en las Ventas del Espíritu Santo, pone en fácil comunicación á Madrid con la nueva barriada.

El Tranvía a Vapor de La Ciudad Lineal, llamado popularmente «maquinillas», sucedió al tranvía de tracción animal desde 1903 hasta que en 1909 quedó electrificada toda la línea.
Fotorgrafía: nicolas1056 (1905)

Finca El Nido. Manzana 78, 1906
Imagen: Archivo regional de la comunidad de Madrid

Chalet Angelita. Manzana 89, 1906
Imagen: Archivo regional de la comunidad de Madrid

Interior de la Villa Filomena, 1906
Imagen: Archivo regional de la comunidad de Madrid

Hoy cuenta la Ciudad Lineal con todos los adelantos de que disfrutan las grandes capitales, juntamente con los atractivos de la vida campesina. Allí se puede tener una serré con plantas exóticas en el salón y gallinas en el corral; automóvil y pollino, hielo artificial y cabras con las ubres cargadas de leche. Allí se disfruta de todas las comodidades urbanas y de la serena paz de las aldeas. Allí puede uno cultivar por sí mismo las flores de su jardín y oir por teléfono los gorgoritos de las sopranos del Real. 

Yo creo—dicho sea de pasada—que en plazo relativamente corto se ha de transformar de modo radicalísimo la vida presente. La ciudad antigua, el amontonamiento antihigiénico de casas, nacido de la necesidad de agruparse en torno de una fortaleza protectora y dentro de un circuito amurallado, no tiene ya razón de ser. Diríase que las casas huyen de las ciudades. Por otra parte, el ferrocarril, el tranvía eléctrico ó de vapor, el automóvil, el globo, van acortando y anularán muy pronto las distancias. El tiempo que ahora se emplea en recorrer la distancia que existe entre el barrio de Salamanca ó de Argüelles y la puerta del Sol, será muy pronto igual al que se gaste en ir desde Madrid al Escorial o a Aranjuez. No habrá ya ciudades, pueblos, aldeas, sino una gran población diseminada y esparcida por los campos, los valles y los montes, y cuyos habitantes estarán entre sí en íntima y fácil comunicación. 

¿Quién que pueda recorrer por unos cuantos céntimos y en pocos minutos treinta ó cuarenta kilómetros se resignará á vivir, pongo por caso, en las infectas casas de los barrios bajos de Madrid ó en los repugnantes suburbios de las rondas de Valencia ó de Embajadores, teniendo por poco precio cómodas y sanas viviendas en el campo y por precio mucho más económico que el que ahora cobran los dueños sin entrañas de los tugurios madrileños?

Calle de Hernani. Distrito de Chamberí, barrio de Cuatro Caminos
Imagen: El País

Calle de Caprara. Distrito de la Universidad, barrio de Guzmán el Bueno
Imagen: El País

Sección longitudinal, alzado, escenario y planta del Teatro de la Ciudad Lineal
Imagenes: Revista La Ciudad Lineal, 1905

Yo, como cualquier hijo de vecino, me indigno cuando veo correr por las calles automóviles con velocidad desenfrenada, cuyos viajeros no van á ninguna parte; pero pasado el primer movimiento de protesta contra los desatentados atropelladores automovilistas, pienso que ese vehículo, hoy casi exclusivamente de lujo, será pronto, como lo son el tren y el tranvía, el carro del pobre, y que gracias á él, la población que actualmente se asfixia en los chiribitiles de las grandes ciudades, podrá sin desatender sus fábricas, sus talleres, sus escritorios, disfrutar del aire, de la tierra, del sol, dones que Dios ha concedido á todos los hombres.  

Volviendo ahora á la Ciudad Lineal, primera etapa en lo que á Madrid se refiere de esa expansión, que pronto, muy pronto, será un hecho, he de añadir a lo dicho que de día en día va adquiriendo mayor importancia y belleza. Entre sus últimas construcciones hay una verdaderamente grandiosa en que se reúnen, en un espacio relativamente pequeño, varios sitios de recreo á cual más cómodos y elegantes. Cuenta dicha construcción con un excelente restaurant, un magnífico juego de pelota, sala para conciertos, café, teatro y no sé cuántas cosas más. 

En pocos minutos, media hora á lo sumo, se traslada el viajero desde la puerta del Sol hasta el centro de la nueva ciudad, en donde está construido el susodicho edificio. El teatro es amplio y elegante y en él funciona ahora una compañía de zarzuela grande á cuyo frente figura el veterano tenor Bergés. Una concurrencia bastante numerosa se recrea oyendo la música de Barbieri, Arrieta, Oudrid y contemplando aquellas obras que fueron el encanto de nuestros padres. 

El Teatro de la Ciudad Lineal, 1910.
o Teatro-Escuela, albergó la Escuela de Educación Artística de Madrid, en el primer tercio del siglo xx. Decorado con elementos «Art Nouveau» los periódicos de la época lo presentaban como un «delicioso oásis en las descarnadas y polvorientas afueras madrileñas».

El  Salón-Restaurant de La Ciudad Lineal fue inaugurado en abril de 1907. Se encontraba ubicado junto al teatro, contaba con salón principal, comedores independientes, techo acristalado abatible y terraza exterior. 
Imagen: Revista La Ciudad Lineal

El Frontón – Kursaal, alternaba su uso deportivo con el teatral mediante la instalación de un escenario que cambió recurrentemente de embocadura a través de los años. En él se representaron obras teatrales, proyecciones cinematográficas, espectáculos de variedades y el Campeonato del Mundo de Lucha Grecorromana.

El Parque de Diversiones se completaba con multitud de atracciones tales como el tiovivo, el tobogán, tiro al blanco, African-Dip, pistas de bolos, pista de patinaje y la máquina voladora Circle Swing.
Imagen: Revista La Ciudad Lineal, 1912

Terminada la función, el público asalta los vagones del tranvía de vapor; se pone en marcha el convoy, los hoteles, chalets, huertos y jardines de la ciudad lineal desaparecen, y el viajero entra en Madrid muy satisfecho de haber realizado por poco dinero una excursión veraniega, más corta, es verdad, pero incomparablemente más cómoda que las que se realizan á costa de penosos sacrificios por las playas del Norte de España.

Véase, pues, cómo no carece de cierto fundamento la opinión expuesta á favor del veraneo en Madrid por la señora cuya conversación oí noches pasadas en el Retiro…  

De todos modos, siempre es bueno contentarse cada cual con lo que tiene, sin aspirar á más. Quizas sea esta la fórmula suprema de la felicidad.

 

ZEDA

(Francisco Fernández Villegas)

 

Francisco Fernández Villegas
«ZEDA»

1856 -1916

Conocido con el seudónimo de Zeda, Fernández Villegas nació en Murcia dentro de una familia de procedencia Castellana. Siendo niño se trasladó a Salamanca donde estudió Filosofía y Letras, y estableció un colegio del sistema Frobel,  siendo de los primeros en introducir en nuestro país la moderna escuela de pedagogía. Trasladó su residencia a Madrid, donde se doctoró y destacó como periodista, escribiendo artículos para La Monarquía, que se transformó en La Libertad; posteriormente y hasta su fallecimiento lo hizo para La Época, dónde firmaba sus revistas teatrales, inspiradas siempre en una gran serenidad de juicio y muy estimadas por el público literario.

Aunque también escribió esporádicamente para Vida Nueva y otros no se dedicó exclusivamente al periodismo. Publicó novelas, cuentos, comedias y refundiciones de teatro clásico. Entre sus obras podemos destacar «Salamanca por dentro», monografía de la capital; «Por los Pirineos», colección de artículos de viaje; «La novela de la vida», «Desamor», «La Fábrica», «La Alquería», «Tobi», «Día de prueba» y «Sin Rumbo».