Arturo Soria
Del inventor al urbanistaLínea Temporal
Datos Biográficos
Semblanza
Mi última voluntad
Mi última voluntad y mi última palabra
Publicado en la revista de la Ciudad Lineal nº712 10/01/1921

Cuando estas líneas se publiquen, mi cuerpo, envuelto en la bandera española, si mis deseos se cumplen, habrá vuelto a la tierra. La Compañía por mí fundada, no ha sido para mí un negocio como suelen ser estas cosas en la vida, sino mi personalidad íntegra con todos sus intereses materiales, intelectuales y morales, empleada en una obra bella y buena. Hija de mi cerebro la invención de «La Ciudad Lineal», es natural que para ella hayan sido mis amores, ilusiones y vanidades de inventor y de artista.
Como padre amantísimo, he procurado asegurar su existencia y dotarla de organismo sano y robusto, llevando las previsiones al límite de lo posible. Por esto he procurado librarla de los peligros que ofrece el sufragio universal dentro de las sociedades anónimas, vinculando la mayoría de los votos en mi familia, a cambio de muchos, variados y costosos sacrificios de todo género que no necesito recordar; por esto desde 1895 inauguré en el seno de mi familia una costumbre, que recomiendo por sus grandes beneficios a los padres de familia que se encuentren en caso parecido.
Me refiero a la de no hacer nada importante sin consultar el parecer de mis hijos y de mi mujer.
El director de la Compañía no he sido yo sino en apariencia y en pequeña parte; el verdadero director ha sido y seguirá siendo este Consejo de familia. Es incalculable el número de disparates que he dejado de hacer rectificando mi opinión con el parecer de mis consejeros, que de este modo han adquirido una experiencia superior a sus años y una práctica en todos los detalles de la administración, difícil de aprender de otra suerte. Muchos, muchísimos aciertos al parecer míos, lo han sido del consejo de familia.
Cuando me convencí de que mis hijos eran dignos y capaces de sustituirme el día en que las fuerzas me fallasen, propuse al Consejo de Administración de la Compañía, mi sustitución.
Desde entonces he venido adiestrándoles para el ejerció de sus cargos, preparando todos los trabajos de modo que la transición de un director a otro se verifique suavemente, sin la menor violencia, sin que ninguno de los asuntos sufra perjuicio ni demora, sin que el crédito de la Sociedad experimente menoscabo ni siquiera duda momentánea.
Mi persona sería necesaria y conveniente para las iniciativas que exige el planteamiento de nuevos negocios conexos o afines de los ya establecidos; mas para continuar los ya emprendidos basta y aún sobra con mis sucesores, que yo recomiendo como los más aptos y los mejores.
Si en conciencia creyera que no servían, hubiera dado otro giro a los asuntos; pero mis hijos sirven.
Al ayudarme como hombres, como empleados a mis órdenes en la ruda lucha que he sostenido, han adquirido un conocimiento profundo de los detalles todos de nuestra Compañía y de su administración; una cautela, nunca excesiva, en el trato de gentes y en la resolución de los asuntos; muchas cualidades, en suma, importantes para el gobierno de una Compañía tan especial como la nuestra.
Testigos de la pureza con que yo he administrado los intereses ajenos y habiendo sido mis auxiliares más eficaces en la realización de este propósito, tengo la seguridad absoluta de que los intereses sociales serán manejados con la misma corrección que hasta aquí. Mejor que yo, con las muchas palabras que pudiera añadir en demostración de esta verdad, lo demostrarán ellos con sus actos.
Tales son los sucesores que yo recomiendo a la benevolencia de mis consocios. Su interés bien entendido les aconsejará también esta solución como la más justa y la más conveniente.
Resumen. He luchado valerosa y dignamente contra muchas cosas malas de nuestra sociedad, la oligarquía y el caciquismo imperante, la rutina, envidia, la ignorancia Sin haber hecho mal a nadie he tenido algunos enemigos; yo les he impedido realizar el mal y las resistencias que opuse desplegando energías intelectuales y morales extraordinarias, han destruido mi organismo robusto y abreviado mi existencia; me han matado a disgustos y yo, cristianamente les perdono.
Mi cuerpo ha sido vencido; pero mi pensamiento y mi voluntad persisten y siguen viviendo en mis hijos, en la valerosa compañera de mi vida y en mis parientes que al conservar y defender la cuantiosa participación que tienen en la Compañía, defenderán y conservarán también los intereses ajenos al par que los propios.
Mi pensamiento vivirá y prosperará principalmente en los accionistas que lo han hecho suyo, en el millar de buenos españoles que después de estudio detenido y madura reflexión, han facilitado el capital necesario para empezar la gran obra. Mi agradecimiento, a los que haciéndome justicia, me han auxiliado con recursos materiales, con sus ideas, observaciones y consejos, con su entusiasta propaganda, con su afecto están grande, tan intenso, que no hallo palabras para expresarlo. Con los hechos, con mis actos de previsión, he procurado corresponder a sus nobles sentimientos. A todos y cada uno, por última vez, muchas gracias.
Arturo Soria y Mata.
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Línea Temporal
Resumen visual desde el nacimiento de Arturo Soria el 15 diciembre de 1844 hasta su fallecimiento el 6 de noviembre de 1920. Su vida a través de una línea que abarca 76 años de intensa actividad, y el contexto histórico y social en el que la llevó a cabo.

Datos Biográficos
Descripción publicada en enero de 1921 en la revista de la Ciudad Lineal con su trayectoria y todas las facetas que desarrolló en vida: estudiante, topógrafo, funcionario, político, empresario, inventor, escritor, publicista, matemático – geómetra y masón. Da cuenta también de su personalidad y de la huella que dejó en quienes le conocieron.

Semblanza
Artículo, también publicado tras su deceso, en el que se muestra la aflicción y el duelo que llevaron los familiares, consocios, amigos y trabajadores de la Compañía Madrileña de Urbanización.