Ciudad Lineal
Más que un concepto urbanístico, un estilo de vidaLa Casita Blanca

Artículo de:
David Miguel Sánchez Fernández
David Miguel Sánchez Fernández, apasionado de la historia, más en concreto la de Madrid sobre la que ha escrito varios libros y artículos.
Tal vez, el haber crecido entre las ruinas de la Ciudad Lineal, fue el motivo que le impulsó a indagar en archivos y bibliotecas y, tras años de investigación reconstruir parte del gran puzle lineal y publicar “Un paseo por la Ciudad Lineal” (2010).

Para conocer la historia completa de Casita Blanca debemos remontarnos hasta el año 1902 cuando el reputado abogado don José Aleixandre Ballester compra a la Compañía Madrileña de Urbanización algo más de seis lotes de terreno (13, 14 – A, B, C) en la manzana 76 de la Ciudad Lineal, en uno de los puntos más altos de la urbanización en un lugar conocido como la Atalaya.
La firma de escrituras a favor de don José Aleixandre se produjo el día 14 de junio de 1902 por un solar de 2844,50 metros cuadrados con título de inscripción nº 121, cincuenta y dos metros de fachada por algo más de sesenta de largo y cuarenta y uno de fondo, la extraña fisonomía de la parcela se debió a que esta se encontraba en curva.
La parcela en esquina lindaba al norte y al oeste con un terreno en forma de “L” propiedad de don Cándido Casanueva y Gorjón, quedando el resto con fachadas a las calles de Arturo Soria nº 147 y Julia Balenchana nº 1 y 3.
Don José Aleixandre Ballester contrajo matrimonio con doña Julia Balenchana en noviembre de 1885, curiosamente ambos poseían calles con su nombre en la Ciudad Lineal, concretamente a ambos lados de la Casita Blanca, por lo que suponemos serian grandes accionistas de la empresa.
Un año más tarde a mediados de 1903 la casa ya estaba acabada y se publica una imagen del inmueble en la revista La Ciudad Lineal.

La Ciudad Lineal
«Revista de higiene, agricultura, ingeniería y Urbanización»
Nº162, pág 8.
10 de mayo 1903

Hotel construido en la manzana 76, muro
construido en ladrillo y verja de hierro.
La casa original estaba formada por dos cuerpos claramente diferenciados, muy posiblemente incluso nos encontremos ante un caso peculiar, ya que comenzadas las obras probablemente se pensó en ampliar el edificio. El cuerpo de la izquierda que estaba presidido por una amplia azotea, era el cuerpo principal, y se construyó siguiendo los patrones de la Compañía Madrileña de Urbanización (CMU), distribuidos en dos crujías, anterior y posterior, y sobre esta última un cuerpo más.
En el lado derecho de la imagen aparece otro volumen compuesto por un gran espacio central de unos cuarenta metros cuadrados desde donde se organizan un gran número de dependencias. Este patio estaba iluminado únicamente por su techo de cristal, que comunicaba con una gran habitación de las mismas dimensiones en la planta superior y que poseía trece ventanas, colocadas estratégicamente en las caras oeste, sur y este, para seguir en todo momento el recorrido del sol y proporcionar de esta forma iluminación al susodicho patio interior.

Planta Baja original.

Primera planta original.
Esta original y efectiva ley para aprovechar la luz solar se conoce desde la antigüedad como “heliucaminus” o camino del sol y vuelve a ratificar nuevamente la conexión entre la Ciudad Lineal y la naturaleza.
No obstante la distribución de la casa no era muy acertada, pues al añadir el cuerpo de la derecha, algunas de las habitaciones se hicieron de paso, lo que resto mucho espacio útil.
La construcción que se había realizado en ladrillo tosco enfoscado a la catalana, con forjados de hierro y cubierta de madera y teja árabe fue sustituida poco después por plana vitrificada.
Al parecer se denominaba Casita Blanca desde sus inicios pero no es hasta mediados de la primera década del siglo cuando aparecen las primeras noticias e imágenes relacionadas con ese original edificio.
La Ciudad Lineal
«Revista de higiene, agricultura, ingeniería y Urbanización»
Nº266, pág 7.
10 de abril 1906



Un aspecto del bay-window del comedor en el lateral de la casa, visto desde unos de los paseos que la rodean. (Revista C.L.)
El cerramiento de hierro y cristal fue realizado por Munar y Guitart como no podía ser de otra forma y se situó en el lateral sur de la casa aprovechando al máximo la luz y calor del exterior. Se le suma también un gallinero con forma octogonal realizado con anterioridad.
Entre 1906 y 1910 se realizan la serie 3 de las postales de la Ciudad Lineal en la que aparece una impresionante imagen en la que destaca en primer término Casita Blanca, dejando al fondo el norte, donde se ven claramente Villa Filomena y Mi Cabaña.
Podemos observar que el tejado se había sustituido por tejas planas vitrificadas en blanco, se le habían añadido recargados ornamentos en sus aleros y se había instalado ya el cerramiento lateral de cristal y hierro que se aprecia tímidamente entre los árboles. Al mismo tiempo se construye una espléndida chimenea de ladrillo en el nuevo comedor que resaltará en uno de los extremos del tejado. En este mismo lateral se colocan unas letras de gran tamaño con el nombre de la casa “Casita Blanca”.


Postal nº 20, realizada en la finca Casita Blanca. Manzana 76.

Postal nº 21, realizada en la finca Casita Blanca. Manzana 76.
En la postal 21 aparece el paseo delantero de la casa, donde destaca su puerta de entrada colocada frente a la calle de Arturo Soria, los ornamentos principalmente florales en jambas, dinteles y frisos y la balaustrada de hierro sujeta entre machones de ladrillo coronados por jarrones de cerámica. El cartel frontal con el nombre de la casa estaba realizado en baldosas de color azul y blanco, añadir como detalle curioso que las letras que componían ese letrero no eran sólidas, sino que están decoradas con ornamentos en diferentes tonalidades de azules, solamente distinguibles desde cerca.
Otro de los datos que nos apunta a que la primitiva vivienda era de menor envergadura es la colocación del edificio sobre el solar, una vivienda de esta talla nunca se hubiera colocado a escasos cinco metros de la fachada de calle, quedando limitado el espacio en la parte anterior y siendo demasiado extenso en la posterior.
Todo hace suponer que cuando don José Aleixandre adquirió la finca, existía en esta una casa de menor volumen y que él fue ampliando con el paso de los años.
Sin duda alguna la familia Aleixandre cada vez pasaba más tiempo en la casa de recreo de la Ciudad Lineal, y en cierta manera involucrándose más y más en la vida de esta.

Plano de la finca Casita Blanca donde podemos ver la posición que ocupa la casa respecto al solar.

El palacio de Agricultura y detalle de este, de la Exposición Regional de Valencia celebrada en el año 1909.
Es por ello que después de haber visitado la última Exposición Regional de Valencia en el año 1909, don José encarga reproducir parte de algunos de los edificios que la componían, dándole un nuevo aire a la ya afamada Casita Blanca. Don José tomó nota y se llevó a la Ciudad Lineal un poco de aquí y un poco de allá y ese mismo año se realizó la más importante reforma del inmueble, construyendo una réplica a escala de la puerta de entrada al palacio, que fue adornada con dos murales de azulejos modernistas, copias de los que el famoso ilustrador Alfhonse Mucha había realizado en 1898 titulados “Las Flores.”

Las acuarelas originales de Alphonse Mucha en su composición completa, de las que algún pintor anónimo tomo dos de ellas, las de los extremos titulas “Rosas” y “Lilium” y las plasmó sobre azulejos para componer un precioso mosaico.
Tomando detalles del Palacio de Arquitectura algún constructor llevó a cabo un obra maestra que plasmó en las fachadas del aquel edificio, que en tiempos tuvo aires andaluces (Revista La Ciudad Lineal 20-07-1905) consiguiendo como resultado un pequeño palacete de estilo ecléctico.
Se adornó todo el perímetro de la casa con palmetas góticas de motivos florales y en la parte posterior de la casa, donde el espacio era infinitamente mayor, se levantó la réplica de aquella portada Valenciana.
Se colocaron modernas contraventanas que servían de reja y doble ventana, se pintó toda la casa de blanco, se tapiaron algunas puertas y se abrieron otras, se reorganizó el jardín y se añadió una ampliación de algo más de dos lotes en la parte más alejada de la casa, donde se construyó un precioso kiosco cenador.
Podríamos decir que en ese momento Casita Blanca lucía en todo su esplendor, su sencilla fachada trasera se convirtió en la portada un
pequeño palacio blanco, del que resaltaba con especial fulgor las pinturas modernistas que presidian la puerta.

Fachada posterior de la casa convertida en principal tras la construcción de la portada del palacio de Agricultura de Valencia.

Un lateral de Casita Blanca donde se encontraba el bay-window.

Detalle del gran patio interior inundado de luz cenital a través de su lucernario, y decorado con suntuosos muebles.
Sobre el gran hueco de entrada a la casa se colocó una preciosa marquesina de hierro y cristal prensado que tamizaba la luz que entraba en el interior de la vivienda.
En el lado sur, el gran cerramiento del comedor que se inundaba de luz durante todo el día. Poseía un toldo natural creado por un emparrado que se extendía sobre unas barras de hierro colocadas al efecto. Los caminos eran amplios y muy frescos.
En este momento la puerta de entrada se traslada la parte posterior, y el interior se redistribuye por completo, instalándose la cocina al otro extremo de la casa y se crea un patio interior, donde queda incluido un sondeo que se había realizado con anterioridad.
La casa que contaba con multitud de habitaciones estaba adornada con exquisito gusto, con caros y refinados muebles que hacían las delicias de sus moradores y visitas. No es de extrañar que el reputado abogado pasase largas temporadas en aquella casa que funcionaba perfectamente en verano y en invierno.




Plantas baja y primera de Casita Blanca a partir de 1910 con el cerramiento del comedor, la ampliación de superficies para cocina y patio, y la construcción y traslado de la entrada en la parte posterior
Existía además de las dos plantas a las que hacemos mención un sótano donde se había instalado la caldera para calefacción por agua caliente al que se tenía acceso por una portezuela colocada bajo las escaleras, frente al cuarto de baño. Esta estancia subterránea de unos 15 metros cuadrados contaba con ventilación por un tragaluz que servía de rampa para el carbón de la caldera. Se había adecuado perfectamente para que sirviera además de despensa.

El 30 de junio de 1910 aparece en la revista La Ciudad Lineal un artículo en el que se hace mención a un evento celebrado en la casa:
La Ciudad Lineal
«Revista de higiene, agricultura, ingeniería y Urbanización»
Nº417
30 de Junio 1910
La verbena de San Juan.
El sábado 23 en la finca llamada «Casita Blanca» se celebró una verbena para celebrar la llegada a Madrid de D. Vicente Aleixandre y Pastor.
“Casita Blanca” es la vivienda más artística y de mejor gusto de la Ciudad Lineal. Es un pequeño palacio en que los refinamientos y comodidades de la vida moderna tienen expresión arquitectónica acabada y suntuosa. El pórtico que da salida al bosque, jardines y dependencias de la casa es copia fidelísima de otro de la última exposición valenciana.
La vida urbana y la vida de campo en “Casita Blanca” son una realidad tangible de los sueños fantásticos del fundador de la Ciudad Lineal.
Carolina Aleixandre, la hija mayor encantadora, la más bella representación de tan simpática familia, semejaba una alhaja de inestimable precio colocada en un estuche de flores y de luces de exquisito buen gusto.
La fiesta familiar en honor del patriarca, del Sr. Aleixandre padre y abuelo dejó un recuerdo muy grato entre los concurrentes amigos íntimos de la casa.

La familia Aleixandre retratada en una de las tantas verbenas dadas en la finca.
Asistieron entre los que conocemos y recordamos:
Sras. y Srtas. Moya, Santa Marina, Cobián, Armengol, Illanes, Pérez Estela, Martos, Marquesa de Vista-Alegre, Silva, Topete, Valdasano, Guitart, Méndez Alonso, Martínez Gimeno, López Puigcerver, Redondo, Balenchana, García Briz, Viuda de Gil-Virseda, López Gutiérrez, Pérez Zúñiga, Viudas de Reina y de Lezcano, Masa, Piernas, Resines. Rincón, Armenteras, Carmena, Padrós y Soria.
El sexo fuerte lo representaban los Síes, Sacristán, Martos, Hipóla, Sabater, Masa, Sanz, Reina, Gómez de la Serna, Cortezo, Grinda, Bernar, Medina Armenteras, Olózaga, Soria (padre e hijos), Silva, Resines, Rincón y otros muchos que sentimos no recordar.
Como podemos observar la flor y nata de la época se daban cita continuamente en las fincas de la urbanización, el elenco era impresionante, haciéndose mención de muchos de los vecinos cercanos a la finca.
Continúan apareciendo noticias de Casita Blanca durante varios años, incluso se dedica un artículo muy completo en el número 559 de la revista La Ciudad Lineal, correspondiente al 10 de Junio de 1914 titulado: «Como se vive en la Ciudad Lineal, Casita Blanca.»
En octubre de 1916, aparece una pequeñísima reseña en la revista que indica que la casa es alquilada a los Sres. de Maeztu y de Perojo.
Hasta aquí no tiene mayor relevancia, pero si suponemos se tratase de Gustavo de Maeztu (decorador y pintor) hermano del polifacético Ramiro de Maeztu y Benito Perojo (actor y director cinematográfico) la cosa cambia.
Ambos trabajaron en varias cintas juntos durante algunos años, poco después de que Benito Perojo triunfase imitando a Charles Chaplin con su papel de Peladilla.
En 1915 fundaron la productora Patria Films y es en ese momento en 1916 cuando ambos ruedan una cinta titulada “Muñecos”, que no llegó a estrenarse.
Quizás esa cinta fuese rodada en Casita Blanca, lo que por el momento no podemos confirmar.

Gustavo de Maeztu

Benito Perojo

Don Cándido Casanueva y Gorjón. (Imagen cedida por Juan C. Almazán Masso)
En Octubre de 1923 se hace referencia a Casita Blanca nuevamente citando como su propietario a don Cándido Casanueva y Gorjón (Notario y Político) y al que habíamos hecho referencia anteriormente por ser vecino de José Aleixandre. Al parecer don Cándido se hizo con todos los lotes de terreno colindantes, incluidos los que contenían la Casita Blanca.
Es a partir de este momento cuando la parcela cuenta ya con algo más de 14 lotes de terreno existiendo además en la finca otras casas, antiguas propiedades del Sr. Casanueva y Gorjón que estaban situadas junto al muro de medianería posterior.
En enero de 1929 fallece don José Aleixandre Ballester en su domicilio de Madrid, alejado ya de la Ciudad Lineal.
Al desatarse la Guerra Civil, la Casita Blanca, propiedad en ese momento de Casanueva y Gorjón exministro de justicia del gobierno de Alejandro Lerroux, se queda en un punto intermedio entre varios edificios incautados por la República, entre la vecina Villa Fleta ocupada como residencia del Comisario del II Cuerpo del Ejército, más tarde centro de propaganda comunista y Villa Eloísa o Villa Homs sede del cuartel general del Partido Comunista. Su techo de color blanco era nunca mejor dicho un punto de mira de los aviones del ejército Nacional.
El 19 de marzo de 1939, varios obuses impactan en fincas de la Ciudad Lineal, no aciertan de lleno en Casita Blanca aunque sufre graves desperfectos, mientras que otros edificios cercanos son destruidos por completo.

El Heraldo de Madrid. 8-1-1929, página 2

AnalesRANF.com
Francisco Javier Puerto Sarmiento
Tras la Guerra Civil se establece en la finca (Arturo Soria 147) el centro de producción de los laboratorios químicos Productos Medicinales. S.A que llegó a España de manos de una concesionaria de procedimientos de la empresa CHINOIN, situada en Ujpest (Hungría).
El gerente era Antonio de Vargas-Machuca y la Directora Técnica, Petra de Prada. En 1963 adquiere la empresa el farmacéutico Guillermo Folch Jou, y es a partir de este momento cuando se comienza a denominar Productos Medicinales S.A. “PRO-ME-S.A.”
A este pequeño laboratorio dedicó Guillermo Folch buena parte de su vida, de su actividad profesional y mediante el mismo labró su fortuna económica. Aparte del esfuerzo personal que supondría para una persona sin otra familia que su esposa, hermanos y sobrinos, cabe destacar la propaganda efectuada para las especialidades del laboratorio, en donde empleó sus conocimientos históricos, su afición a la cerámica farmacéutica y su interés en la pintura.


Boceto de plano de plantas de los laboratorios PROMESA en la década de los años 40.
En 1942 se realiza una ampliación del edificio tal y como podemos apreciar en la imagen aérea de 1943, donde también vemos como la finca se encontraba prácticamente deforestada.
No es hasta los años 60 cuando en la parte posterior, en la zona menos poblada se levanta un nuevo edificio de tres plantas dedicada íntegramente a los laboratorios PROMESA.


- Fotografía aérea de 1943.
- Plano topográfico correspondiente al año 1945-50 donde se ve claramente la composición de la finca y la situación de las edificaciones. En el claro de la parte posterior sobre la zona remarcada con un cuadro se levantara en los años 60 el nuevo edificio destinado a laboratorio.

Una espectacular imagen tomada desde el aire en el año 1971 de la finca donde se ve la zona de huerta anexa a Casita Blanca, las primitivas construcciones propiedad de Cándido Casanueva al fondo de la parcela, y el nuevo edificio de tres alturas destinado a laboratorios.
A principios de los años 80 extintos ya los antiguos laboratorios PROMESA la finca pasa a manos de la Congregación de Religiosas Hermanas de Cristo Rey, que tras una profunda reforma y acondicionamiento del edificio de tres plantas establecen en la parcela su casa de retiro y ejercicios espirituales, quedando apartada y sombría entre la maleza la destartalada y antigua Casita Blanca de José Aleixandre.


Dos imágenes aereas de la zona en 1983 y 1992 donde se ven los trabajos de reforma y reconstruccion del edificio principal mientras que la casita blanca continua aislada en uno de los rincones de la finca.

La impresionante portada del pabellón de Valencia reconstruida en Madrid que sobrevivió a los avatares de la vida, oculta tras la maleza en uno de los rincones de la casa de retiro de las Hermanas de Cristo Rey.
A mediados de los 90, aun se podía contemplar en su primitivo estado la maltrecha y fantasmagórica Casita Blanca en medio de un muy buen cuidado jardín.
La Casita Blanca era el almacén del jardinero, en su interior se agolpaban decenas de cajas de cartón, trastos viejos, herramientas de jardinería, viejos instrumentos de laboratorio, escombros y sobre todo un pedacito de la historia de nuestra Ciudad Lineal, que pasaba desapercibida ante la mirada de los paseantes que no se percataban de su importancia.
A pesar de todo el edificio comenzó a gozar de cierta importancia ante algunos colectivos y permaneció estático e inmortal durante muchísimos años.

Los antiguos mosaicos de azulejos con las pinturas modernistas copias de los que realizase Alphose Mucha en 1898 aún seguían manteniendo su color y belleza después de más de 75 años.

Dos aspectos de la decrepita escalera de Casita Blanca a mediados de los años 90.
En el año 2003 ante el estupor de muchos que pensamos que Casita Blanca desaparecería para siempre comenzaron las obras de rehabilitacion del edificio, llevadas a cabo durante algo más de seis meses en las que se reforzó desde la cimentacion hasta los forjados de la antigua edificiacion.

Un aspecto de Casita Blanca durante la reforma de 2003 en la que se le devolvió todo su explendor.


Algunos todavía recuerdan como el revisor del tranvía bociferaba al acercarse a la parada del kiosco Arabe, «¡Caaaaasiiiittaaaaa Blannnnnnca!»
Porque Casita Blanca, fue y seguira siendo por muchos años un pedacito de nuestra ciudad del porvenir, de la útopica ciudad de Arturo Soria, nuestra querida Ciudad Lineal.
Autor:
David Miguel Sánchez Fernández.
En este artículo tambien ha colaborado Ricardo Márquez Ruíz.
Bibliografia:
Hemeroteca Biblioteca Nacional:
- La Ciudad lineal (Madrid. 1897). 10/4/1906, n. 266
- La Ciudad lineal (Madrid. 1897). 30/6/1910
- La Ciudad lineal (Madrid. 1897). 10-6-1914, n.º 559
- Diario ABC
- Cinegramas (Madrid). 5-7-1936, n.º 95 (1)
Otras Fuentes:
- Historias Matritenses
- AnalesRANF.com Francisco Javier Puerto Sarmiento
- Geoportal Ayuntamiento de Madrid

No se puede contar mejor, gracias David y Ricardo. Me encantan las fotos interiores de cuando estaba «abandonada».
Como nos gustan los abandonos… Ojalá hubiera más así para ir a retratarlos. Mil gracias por el comentario.
Hola, Ricardo: He leído con placer este bonito artículo dedicado a La Casita Blanca, que os ha quedado precioso.
Recuerdo que en la segunda mitad de los años cuarenta, cada día, a la vuelta del instituto en el ómnibus, al pasar por la parada 10, nos llegaba de lleno un olor muy fuerte, aunque no desagradable, que inundaba toda la zona: Era el laboratorio de La Casita Blanca. Nosotros lo tomábamos a broma y hacíamos chistes sobre ello.
Para que el artículo no pierda ni un ápice de su belleza, voy a señalar un descuido: En Postal 21: donde dice «… no eran sólidos si no que estaban…», debiera decir «sino que estaban» (con esa conjunción también yo vacilo a menudo).
«La verbana de San Juan…» «… Cardina Aleixandre la hija mayor encantadora…» Es mejor poner dos comas: , «la hija mayor,» y también detrás de «encantadora…familia, semejaba… Por lo demás, todo perfecto. Bravo.
Oye, David, discúlpame que en mi comentario no te haya mencionado, pero ha sido ahora cuando he visto por primera vez que tú eres el principal autor del artículo que, la verdad, te ha quedado soberbio. Te felicito.
Muchas gracias Ernesto por tus comentarios y anécdotas, que son el motor de estos artículos.
Muy buena apreciación la del olor embriagador, tomamos nota.
Me hago cargo de los errores, son tantos datos que uno se concentra en la historia y se le olvida de la ortografía.
Mil gracias por todo
Muchas gracias, Ricardo y David por este estupendo artículo. Paso muchas veces por delante de la «Casita Blanca» y veo lo bien que está rehabilitada y me alegro mucho, pero, por otra parte, me da pena que no se hubieran podido conservar otros edificios de la Ciudad Lineal. Como decís, la Casita pertenece a una congregación religiosa, pero yo creo, al igual que seguro que muchos, que sería el mejor sitio para el Museo de Arturo Soria y la Ciudad Lineal.
Saludos
Yo viví durante muchos años en la finca «La Ria», situada justo enfrente de la «Casita Blanca», en la «Parada 12». Ahora la que fué mi casa se ha convertido en un parque público que únicamente frecuentan manadas de gatos.
Hola Manuel, muchas gracias por el comentario. Estaríamos encantados en escuchar esas historias que seguro recordará de primera mano. Poseemos información de «La Ría», planos y fotografías, y estamos preparando un artículo sobre ello, sería un momento perfecto para intercambiar recuerdos e impresiones.
Le dejo mi correo electrónico por si quiere ponerse en contacto directamente:
laciudadlineal@yahoo.es
Reciba un cordial saludo.
Espectacular reportaje sobre la Casita Blanca, muchos no conocemos el pasado e importancia que ha tenido a pesar de pasar por allí a diario. ¡Gracias y enhorabuena!
Es la «Congregación de Religiosas *Esclavas* de Cristo Rey», no Hermanas, sino Esclavas, mis monjitas queridas que hicieron feliz mi infancia.
¡Saludos cordiales! 🙂
Fenomenal artículo David. Sinceras felicitaciones. Yo vivo desde 1977 en el nº7 de la calle Aleixandre. Cuando llegamos -yo tenía 8 años- recuerdo que justo enfrente del 7 había dos casitas abandonadas. Pronto hicieron una urbanización. Pero nunca supe qué había antes en la finca correspondiente a mi casa (una casa de 3 alturas con solo 8 vecinos). La casa creo que fue construida en 1967. ¿Tienes alguna información y fotografías de lo que había antes allí? Muchas gracias de antemano. Ah! donde ahora hay un restaurante chino antes existía una especie de gran construcción rara parecida a un «castillo», que llamaban «la casa del carbonero». La veíamos desde nuestra terraza mirando hacia la izquierda. Despareció allá por fines de los ´80. También te podría contar historias sobre el que llamábamos «el campo de las avionetas», una extensión de tierra diáfana que había al subir la calle y cruzar Mesena. Los domingos siempre había aficionados al aeromodelismo volando allí sus pequeñas avionetas a gasolina.